Los sistemas de protección contra incendios mediante espuma están diseñados para controlar, suprimir o extinguir incendios, especialmente en riesgos especiales donde los combustibles líquidos inflamables o combustibles miscibles con agua están presentes. La espuma es generada al mezclar un concentrado espumógeno con agua y aire, formando una sustancia que cubre la superficie del combustible, evitando la liberación de vapores inflamables y aislando el oxígeno, elemento esencial para la combustión.

Existen varios tipos de espumas: baja, media y alta expansión, seleccionadas en función del tipo de riesgo y las características del entorno protegido. Las de baja expansión (hasta 20:1) son comúnmente utilizadas en sistemas fijos, como rociadores espumógenos o monitores, ideales para depósitos de hidrocarburos, hangares y plataformas industriales.

Desde el punto de vista normativo, estos sistemas deben cumplir con estándares internacionales y locales, como la NFPA 11 (National Fire Protection Association), que establece los requisitos para el diseño, instalación, operación, y mantenimiento de sistemas de espuma. La NFPA 16, por su parte, regula específicamente los sistemas combinados de agua y espuma mediante rociadores.

En la normativa europea, se consideran los lineamientos de la EN 13565, que establece requisitos técnicos para los sistemas de espuma de baja expansión. Además, es esencial el cumplimiento de la normativa vigente del país donde se instale el sistema, incluyendo regulaciones sobre seguridad industrial, productos químicos, almacenamiento de líquidos inflamables y protección ambiental.

Los componentes principales del sistema incluyen: depósito de concentrado espumógeno, proporcionador o dosificador, cámara de mezcla, red de distribución, y dispositivos de descarga (boquillas, rociadores, monitores, etc.). Es crucial garantizar una correcta proporción de mezcla (generalmente 1%, 3% o 6%) y realizar pruebas hidráulicas y de funcionamiento para certificar la eficacia del sistema.

El mantenimiento periódico y las pruebas funcionales son obligatorios, conforme lo estipulan tanto la NFPA como otras normativas, para asegurar la disponibilidad del sistema en condiciones óptimas ante una emergencia real.

En resumen, los sistemas contra incendios con espuma representan una solución eficaz y especializada para riesgos industriales, debiendo diseñarse e instalarse bajo criterios técnicos rigurosos y normativas internacionales reconocidas.

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