El mantenimiento de las bombas eléctricas destinadas a los sistemas hidráulicos de presión contra incendios constituye un elemento esencial para garantizar la fiabilidad operativa de las instalaciones en caso de emergencia. De acuerdo con la normativa europea, especialmente la UNE-EN 12845, relativa a los sistemas automáticos de rociadores, y con la legislación española establecida en el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), aprobado por el Real Decreto 513/2017, estas bombas deben mantenerse conforme a criterios que aseguren su disponibilidad permanente, el rendimiento nominal y la integridad de sus componentes eléctricos y mecánicos.
Las bombas eléctricas de incendios están diseñadas para proporcionar el caudal y la presión requeridos para el funcionamiento de hidrantes, rociadores u otros sistemas hidráulicos. Su mantenimiento debe estructurarse en inspecciones visuales frecuentes, comprobaciones funcionales y ensayos programados. La normativa establece la obligación de verificar periódicamente el arranque automático, asegurando que el cuadro eléctrico responda correctamente a la caída de presión simulada mediante el presostato o sistema equivalente. Asimismo, debe comprobarse la intensidad absorbida, tensiones de alimentación, estado de protecciones eléctricas y ausencia de disparos intempestivos. Cualquier desviación respecto a los valores de proyecto debe registrarse y corregirse.
Desde el punto de vista mecánico y electromecánico, se requiere la inspección del alineamiento bomba-motor, estado de acoplamientos, lubricación de rodamientos y estanqueidad de cierres mecánicos. La normativa UNE-EN 12845 define ensayos semanales de funcionamiento en vacío o con descarga controlada, destinados a garantizar que la bomba opere sin vibraciones anómalas, sobrecalentamientos o ruidos impropios. Además, se exige una prueba anual de funcionamiento a plena carga, verificando que se alcanzan la curva de caudal-presión de diseño y los parámetros establecidos por el fabricante.
El RIPCI y la serie de normas UNE 23580 exigen que todas las operaciones de mantenimiento sean realizadas por empresas habilitadas y que se documenten mediante actas que incluyan valores medidos, incidencias y acciones correctivas. El mantenimiento debe contemplar la limpieza del entorno del grupo de bombeo, la comprobación del sistema de ventilación del motor eléctrico y la verificación del estado de los cables, bornes y conexiones para evitar fallos por calentamiento o corrosión.
En conjunto, la aplicación rigurosa de las exigencias europeas y españolas asegura que las bombas eléctricas de incendios respondan de manera inmediata y sostenida, garantizando la presión y el caudal necesarios para la protección eficaz de personas, bienes e instalaciones.