En el mercado europeo se dispone de una amplia variedad de gases técnicos para la extinción de incendios, diseñados para satisfacer las exigencias de protección en distintos entornos industriales y comerciales. Estos agentes extintores se caracterizan por su alta eficiencia, rapidez en la actuación y, en muchos casos, por su bajo impacto ambiental. Su selección y aplicación se rige por normativas y homologaciones europeas, tales como las establecidas por la norma EN 15004 para sistemas de extinción con agentes limpios y la normativa relativa a la seguridad en instalaciones de protección contra incendios.
Entre los agentes extintores más utilizados se encuentra el FM200 (heptafluoropropano), un halocarbonado diseñado para sustituir al Halón 1301. El FM200 actúa mediante la absorción de calor y una ligera dilución del oxígeno, interrumpiendo la reacción en cadena de la combustión. Su aplicación es especialmente valorada en ambientes con equipos electrónicos sensibles, pues su densidad y características termodinámicas permiten una rápida extinción sin dejar residuos corrosivos. La homologación de sistemas basados en FM200 se sustenta en rigurosos ensayos que verifican su eficacia y compatibilidad con los materiales instalados.
Otro agente de relevancia es el Novec 1230, un fluido halocarbonado de baja toxicidad y corta vida media en la atmósfera. Su principal ventaja radica en la mínima carga ambiental y la rápida evaporación, lo que facilita la intervención en áreas cerradas sin causar daños significativos en el equipamiento. El Novec 1230 está homologado para su uso en instalaciones informáticas, centros de datos y salas de telecomunicaciones, donde la preservación de la infraestructura es crítica. Su funcionamiento se basa en la eliminación del calor, similar al FM200, pero con un perfil de seguridad superior en términos medioambientales.
Por otro lado, los sistemas basados en gases inertes, como la mezcla de nitrógeno, argón y, en algunos casos, dióxido de carbono, se emplean en aplicaciones donde se requiere evitar la corrosión o daños adicionales en los equipos. Los agentes inertes actúan reduciendo el contenido de oxígeno en el ambiente, disminuyendo así la capacidad de combustión. Estos sistemas están homologados según normativas específicas (por ejemplo, EN 15004-5) que aseguran que la concentración de gases se mantiene dentro de parámetros seguros para la vida humana, permitiendo su uso en áreas ocupadas y en entornos de alto riesgo industrial.
Finalmente, es importante resaltar que la elección del agente extintor debe basarse en un análisis exhaustivo de la instalación, considerando factores como la naturaleza del riesgo, la sensibilidad de los equipos y el cumplimiento de las homologaciones vigentes. Las agencias reguladoras europeas exigen que los sistemas de extinción sean sometidos a pruebas periódicas para garantizar su eficacia operativa, lo que refuerza la confianza en estos sistemas para la protección de infraestructuras críticas en toda la región.